En cada cuadra de cada barrio podemos encontrar cientos de historias porque cada persona que vive en ellas, o simplemente pasa por ahí, puede tener algo para contar. Y también cada animal, cada objeto, cada habitación (¡dicen que las paredes hablan!) tiene sus historias y guarda en su interior un relato que espera ser contado.
Objetivo: Armar historias a partir de lo que sugieren las imágenes de las cartas.
El juego está compuesto por 50 naipes ilustrados y se puede dividir en 3 grupos: Techos (10), Interiores (30) y Veredas (10). Combinando las diferentes cartas, se podrán construir casas e historias al mismo tiempo.
¿Cómo nace este juego? La ilustración nos muestra algo que no se puede ver en realidad. Borra la pared exterior de los edificios y nos deja mirar en su interior. Jugamos con las “vistas de corte” que se usan en los planos técnicos y armamos lo que podemos llamar una arquitectura de la imaginación donde, en vez de ver datos y medidas de los edifcios, nos encontramos un mundo vivo y habi- tado por una variedad de personajes y ambientes.
Al estilo de los myrioramas (juegos visuales que surgieron en el siglo XIX que representan una escena panorámica creada por fragmentos que se pueden intercambiar de lugar y combinarse de distintas formas) Pasaje Alelí configura una calle soñada en donde podemos combinar sus partes: techos, interiores y veredas, hacia los costados y hacia arriba para recrear toda la cuadra.